jueves, 25 de noviembre de 2010

María Martínez en el frente de Aragón a su paso por Vicién

Desde el blog http://historiasdelaguerracivil.blogspot.com/  traemos otro post sobre memoria histórica de la mano Fredy Martinez que relata la vivencia de su madre a su paso por Vicién camino del cementerio de Huesca.

Leer historia completa:  HISTORIA: MARIA EN EL FRENTE DE ARAGON. Cementerio de Huesca, agosto 1936. (Aportada por Fredy Martínez)


Poco antes de llegar a la carretera empezamos a oír los disparos de una ametralladora. Cuando salimos por fin del monte, en el lado derecho había la casilla de los peones camineros y a la izquierda un bosquecito de chaparrales y después el terreno al descubierto. Era tierra de cultivo y se veía una hermosa granja, y una vivienda que mas bien parecía un palacete. En esa casa estaban un grupo de compañeros extranjeros. Mucho de ellos eran jóvenes que vinieron a Barcelona a la ocasión de los juegos olímpicos de los trabajadores y algunos más mayores que venían de Paris donde se habían refugiado huyendo de las garras del fascismo .


María Martínez

Así nosotros nos incorporamos a la columna que estaba ya en marcha, creo recordar que fue en Esplugas.*(nota 1) en esos días, quizás me repito, no había inscripciones, bastaba saber que pertenecías a una organización obrera y, como toda era entusiasmo de poder luchar, para mi fue natural el seguir a los compañeros de la CNT y de las juventudes libertarias.

El destino fue a Vicien donde llegamos al amanecer y allí se concentro toda la columna .En Vicien se paso el día sin que nadie nos informara de nada ,sin saber donde estaban los frentes ,ni comida ,ni bebida y la gente empezó a gruñir seriamente. Todos repetían:

-¿que esperan ya para ir al frente?

La situación empeoró y todo eran discusiones y protestas hasta el extremo que Juan García Oliver que era el que salio al mando de la columna “Los Aguiluchos” se subió encima de un camión y empezó a hablar. Este era un hombre que sabia dirigirse a las masas y sus primeras palabras fueron :

-!sois vosotros los revolucionarios, los que queréis luchar por la libertad, que no podéis comprender que se necesita paciencia y organización para poder llegar a la meta que nos hemos fijado¡

Esto es una síntesis pues su voz electrificaba el auditorio, era un agitador y un gran orador. (Nota 2)

Cuando terminó de hablar, todos estaban dispuestos a ir al fin del mundo, sin comer, ni beber y sin armas todavía.

Pues las armas no abundaban .Había algunos compañeros que tenían fusiles del cuartel de Pedralbes, otras pistolas y algunas carabinas Winchester. Por mi parte yo había dado la pistola parabelum que acogí en el asalto del cuartel de Pedralbes en Barcelona a Juan Cano el hermano de Luís (otro hijo de Serón). (Foto 3) Las demás esperábamos cogerlas al enemigo.

En Vicien no dormimos .La gente se agrupó en los camiones y nos dieron pan, queso y algunas latas de sardinas.

Agrupados por afinidad y amistad esperábamos el amanecer.

Nos dieron a cada uno una cura de urgencia. En un paquete había algodón, gasa, unas vendas y un frasquito de tintura de yodo para los primeros socorros, pues aun no había nada organizado...

Y empezamos a desplazarnos monte arriba entre piedras, hoyos y chaparros. Destino: el cementerio de Huesca. Fue bastante duro, el monte era todo subidas y estas se hicieron andando.

Pero desde las palabras tan fuertes de García Oliver teníamos alas en los pies.

Estos eran los que tenían una ametralladora en la ventana y dominaban el cementerio impidiendo a los fascistas salir. (Nota 4)

Los “Aguiluchos” tomamos esta propiedad como sitio de descanso, de encuentro y dispuestos a ayudar a los compañeros extranjeros a defenderla.

En esa casa que estaba abandonada encontramos unos graneros llenos, el trigo tocaba casi el techo, era natural puesto que estaba recién cosechado. En la gran cocina había provisiones y comida en los armarios. Fue fácil el organizarse, había sitio en la planta baja y habitaciones que debían servir de almacén.

Una vez allí los que tenían armas les informaron donde estaba el frente. Entonces supimos que había una chica joven que manejaba un mortero y un grupo de jóvenes con ella. El mortero supimos por los extranjeros que provenía del cuartel de San Andrés de Barcelona. Si los fascistas no salieron del cementerio fue por la valentía de esa mujer que no solamente se batió si no que daba ánimos a los hombres.

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